Como se ha hecho todos los sábados desde marzo, integrantes del Comité Ambiental, así como alumnos y maestros, acudieron este sábado a las labores de mejoramiento de áreas verdes en el plantel casco de Sto. Tomás, actividad a la que todos están invitados.
Removiendo la tierra que se encuentra entre el edificio principal y el de morfología, frente a Extensión Cultural, más que remover la tierra, fué necesario quitar a puños, cientos, y no exagero, CIENTOS de colillas de cigarros de la orilla más cercana a los salones.
Comprendo perfectamente que el tabaco es una planta con execlentes efectos insecticidas, y que puede ser usada como fertilizante y plaguicida orgánico, sin embargo, los filtros de los cigarros no son precisamente tabaco y son de difícil degradación.
Aunado a esto, pudimos constatar que muchas de éstas colillas eran recientes. Soy de la idea de que en una escuela superior tanto alumnos como maestros son responsables de decidir si cuidarán su salud o no, pero la ley establece que está prohibido fumar en instalaciones públicas incluso nuestra escuela se hace llamar "Libre de humo de tabaco". Peor aún, quienes hayan fumado en la escuela (que por otro lado el que fumen no es algo que competa directamente al Comité Ambiental) ni siquiera tuvieron la atención de arrojar las colillas a la basura, incluso cuando las hojas secas puedan ser un combustible potencial.
Hago este llamado a la comunidad, no buscando culpables, todo el mundo puede llegar a tener problemas con el tabaco, eso no me importa, pero, por el amor de Quirke, ¡arrojen las colillas a la basura!